Desde que era niña la música le dio color a mi vida, el llegar a casa y escuchar a mi papa dar tanta alegría al hogar con el sonar de su vihuela, era indudablemente mágico para mi, como aquellos cuentos de hadas que te transportan al mundo de tus sueños; nunca se me borrara de la mente aquella canción que él estudiaba por aquellos tiempos “de colores, de colores se visten los campos en la primavera”, hasta pareciera que aun lo miro sentado en aquel sillón deseando desesperadamente algún día poder portar aquel traje que en esos momentos para mi era mejor que traer el de cualquier súper héroe, mi papá lo era para mi . ....
Es entonces cuando me quedo pensando en cuántos niños me miran como súper héroe a mí, hay veces durante mi trabajo que las niñas me imitan mientras toco, me viajo al igual que ellas tratando de imaginar el fantástico mundo de sus sueños, él mismo que dibujaba yo, cuando era niña.....
Mis juegos se basaban en prender el estéreo cantar música ranchera, bailar el zapateado de un Guadalajara o simplemente dar noticias detrás de la ventana. Los dos sueños que siempre eh tenido desde que tengo uso de razón han sido ser mariachi y periodista.....
Mi papá fue el que sembró en mí la semillita de la música la cual tienes que regar como un frijolito para que se convierta en planta, pero mi ambición es que esa planta se vuela un árbol.....
Los días se me hacían eternos, ansiaba ponerme el traje de charro, salir a la plaza Garibaldi con mi violín, ir a trabajar, cantarle a la gente. Cuando llego por fin ese día, eran tantos mis nervios que todas las canciones se me olvidaron, es más creo que hasta de tono las cambie, me invadió el pánico escénico.....
En las fiestas familiares no faltaba el clásico ¡que cante, que cante!, en esos momentos no era difícil pararme echarme un palomazo y esperar el ¡otra, otra!, pero cuando tuve que cantar frente a gente totalmente desconocida para mi, nuevamente aquellos nervios que te traicionan en el momento menos deseado hicieron su aparición, sacando el gallo que traigo adentro, la pena me duro tanto que tarde varias semanas para volver a cantar, eso porque mi papá me obligo.....
Ahora es diferente porque gozo cada instante de la música, expreso mi sentir con cada nota que sale de mi violín, es como si él hablara por mí, cuando estoy feliz las notas salen tupidas, fuertes, alegres, sin embargo cuando me encuentro triste las notas son apagadas, silenciosas, sin sabor, en mis preocupaciones simplemente son notas sin sentido, sin razón, sin sonido. Lo mismo me pasa cuando canto, aunque también depende mucho de la canción que vaya a interpretar, si son de amor pienso en mi novio, si es duro y contra ellos pues no hay más que imitar a paquita la del barrio, en las de decepción transmitir el sentimiento, en las alegres como el mariachi loco pues ¡a bailar se a dicho!....
Disfruto mi trabajo tratando de mezclarlo con mi profesión.....
Pero lo que en realidad encierra la vida de un mariachi va más allá….
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